Las aleaciones a base de níquel encuentran aplicaciones en diversos componentes, como sensores RTD, resistencias, reóstatos, relés de control de voltaje, elementos calefactores, potenciómetros y otros. Los ingenieros adaptan sus diseños para aprovechar las propiedades únicas que exhibe cada aleación específica.
El níquel se elige ampliamente para aplicaciones de alambre debido a su excepcional resistencia a la corrosión química severa, incluida la oxidación en el aire y el agua. Las aleaciones de níquel también demuestran una notable resistencia frente a ácidos y álcalis. En consecuencia, el alambre de níquel se utiliza ampliamente en productos que incorporan componentes eléctricos o funcionan en condiciones de alta temperatura (hasta 2600 °F). Además, el níquel conserva sus propiedades magnéticas mientras su temperatura se mantenga por debajo de los 350 °F. Más allá de este umbral, el cable pierde sus características magnéticas.
Las características distintivas de las aleaciones de níquel a menudo superan la utilidad de otros metales como el latón, el cobre y el berilio, particularmente cuando se utilizan en aplicaciones de cables para exteriores. El alambre de níquel exhibe una resistencia a la corrosión excepcional, incluso a niveles extremadamente altos. Resiste la oxidación provocada por el aire y el agua, así como el contacto con ácidos y álcalis. La capa protectora de la superficie del níquel, conocida como pasivación, protege al compuesto de reacciones químicas. El níquel se considera un metal no reactivo que se disuelve lentamente en ácidos.
Otra ventaja importante del alambre de níquel es su resistencia a la fusión. A diferencia de muchas otras aleaciones metálicas, el níquel posee un alto punto de fusión, lo que le permite soportar temperaturas de hasta 2600 grados Fahrenheit (1203 Celsius). Además, el alambre de níquel exhibe una gran resistencia y durabilidad, lo que le permite soportar un desgaste significativo. También ofrece facilidad de estiramiento.
Si bien el alambre de níquel posee fuertes propiedades magnéticas, estas características solo están presentes cuando el alambre no está sujeto a altas temperaturas. Una vez calentado a aproximadamente 350 grados Fahrenheit, el alambre de níquel pierde sus capacidades magnéticas.
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